Aurora tenía la fea costumbre de sacar las muñecas de sus
cajas cuando acudía con su familia a cualquier juguetería. En el momento en el que
no se sentía observada, y creyéndose oculta dentro de una burbuja magnética
invisibilizadora activada por sus superpoderes de superheroína, procedía a despegar el celo de la solapa de cartón y luego hurgaba por detrás, comprobando que la muñeca no llevaba capa de superheroina. Al no
hallarla, fruncía el ceño, sobre todo cuando un apuesto príncipe de plástico le
miraba sonriendo dentro de su caja sobre la estantería de enfrente.
- - ¡Es injusto! Los príncipes siempre llevan capa
de superhéroe. – resoplaba al final bastante enfadada.
La semana pasada su abuela Trini le regaló una princesa de
las nieves. Aurora comprobó de inmediato si llevaba capa de superheroina
abriendo con fruición la caja.
-
¡Oh, qué capa tan corta! – exclamó la niña.
-
La muñeca lleva una capa de armiño. – replicó la
abuela – Era un símbolo de distinción entre la realeza.
Aurora puso un gesto de desconcierto, pasando luego a modo
enfado juntando las cejas con tal fuerza que pareciera que le fuera a salir disparado un rayo láser en forma de V contra la muñeca. Aún recordaba cuando el
año pasado ocurrió algo similar con una princesa mejicana, solo que en vez de
llevar capa de armiño llevaba poncho ranchero. Entonces la niña miró a su abuela y le dijo:
-
Gracias, abuela. Me gusta tu regalo. – esto lo
dijo porque se dio cuenta de que estaba siendo muy desagradecida. Todas las
princesas que su abuela conocía llevaban capa aunque como la suya: una preciosa
mañanita de ganchillo. Quizás ella no conociera de la existencia de las capas voladoras.
La niña resopló y permaneció hundida en el respaldo del sillón con su nueva
muñeca en las manos.
Su madre, que la había estado
observando desde la cocina mientras limpiaba, se acercó a la niña, se quitó el
delantal y se lo colocó por detrás, sobre la espalda, a modo de capa, luego le ató
con cuidado el nudo de la prenda y sonriendo le acarició el cabello diciendo:
- - Tú eres mi auténtica princesa.
En aquel instante, Aurora lo vio todo superclaro,
como si tuviera rayos x en los ojos: su madre había estado colocándose mal
aquella prenda, se había estado poniendo su capa del revés.
- - La verdad es que las mamás trabajan tanto que a
veces no saben cómo colocarse la ropa.- pensó animada.
Esbozó una sonrisa entonces,
saltó del sillón y salió volando de la salita de estar.
FIN
Autor; José Gracia Teruel
Hurgar: menear o remover una cosa.
Fruncir el ceño: arrugar la frente,
Fruncir el ceño: arrugar la frente,
Fruición: placer intenso que se siente por alguna actividad.
Distinción: elegancia y buenos modales.
Desconcierto: confusión o falta de orden.
Poncho: prenda de abrigo formada por una manta con una abertura en medio para la cabeza.
Mañanita: Prenda de vestir en forma de capa corta que las mujeres se ponen sobre el camisón de dormir.
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